viernes, 16 de marzo de 2012

¿Sabemos decir NO?

Por Angelina Sánchez-Vilchis

Hace tiempo recuerdo que estábamos en casa de una amiga festejando su cumpleaños y empezó a repartir pastel y golosinas al por mayor para deleitar a la concurrencia, ella, nuestra amiga hizo una aclaración; mencionó que por ningún motivo le fuéramos a decir que “no” aceptábamos algo de lo que había preparado para todos; hubo algunas que tuvieron que romper con una rigurosa dieta, por "no quedar mal" y no poder decir que no podían comer esas delicias, por la razón que fuera; preferían probar y decir que sí aceptaban, con tal de no hacerla sentir mal, y no quedar mal con ella.
¿Cuántas veces queremos complacer al “otro”? Precisamente por tratar de quedar bien, o por creer que vamos a herir susceptibilidades, no nos atrevemos a decir "NO" .
Tan fácil que sería sólo decir -"No gracias, romperé mi dieta”-, o -”Qué rico se ve todo pero, mejor otro día que ya pueda disfrutar”-, no sé cualquier cosa, pero hablar con la verdad, creo que es posible... Sí, sé que algunas me dirán pero -“No es tan fácil decirle a la amiga que esta vez no probarán nada, se sentirá muy mal si ha hecho todo para complacernos”-, lo sé, es difícil pero no imposible. Y ésta es sólo una situación en la vida, imagínense cuando estamos hablando con el jefe y nos ofrece algo de beber, una copa y no le decimos que ¡NO!, o simplemente cuando alguien nos ofrece algo en venta, y lo compramos porque ¡NO, nos queda de otra! y decimos, -“Pobre de fulanita, es que no sabía cómo decirle que NO”... ¡Uy! podría mencionar cientos de situaciones en las que nos enfrentamos todos los días y a cuántas decimos que ¡SÍ! Cuando realmente queremos decir ¡NO!
¿Por qué es tan importante que nos demos cuenta de esto y aprendamos?
Debemos aprender a decir que "No", en verdad, créanlo nos hará sentir mejor, porque es realmente lo que queremos decir. Lo que sentimos.
Las personas que no saben decir que no, a lo que en verdad no desean, por “quedar bien”, o “por lo que vaya a pensar la otra persona”, los especialistas los han catalogado como personas sumisas. Y el no saber decir no, es un grave daño que se están haciendo, pues no expresan lo que realmente desean.
Estas personas calificadas como sumisas no quieren "desencadenar" ningún problema, por lo tanto a veces se les presentan situaciones en la vida mucho más complicadas que esto, pero como son así, sumisas, siempre están justificando a los demás, y sólo se preguntan que: -”Para qué arman algún conflicto, que es mejor así”-, también evitan no confrontar a los demás para evitarse un problema, no dan importancia a los hechos que se les presentan y siempre están complaciendo a los demás, entonces se están ocasionando un problema a sí mismas. Esto señoras, a la larga trae consecuencias muy poco favorecedoras, para nuestra vida y sobre todo para nuestra salud. Al no decir no, nos quedamos con frustración en el cuerpo, estos sentimientos se van acumulando hasta que cobran factura de manera física, enfermándonos por ejemplo, de una simple infección en la garganta, que puede crecer hasta una afonía o algo más grave, o una gastritis que termina en úlcera.
Lo que debemos tomar en cuenta para crecer como personas y llegar a un punto medio es aprender a decir las cosas con asertividad, ¿y cómo? Cuando alguien nos pregunte si queremos hacer algo que “no queremos”, empecemos por decir la verdad, -“Muchas gracias ahorita no”-, y si es necesario, dar razones congruentes por las que no queremos hacer algo, si estoy a dieta, digo: ”NO”. Verán que no pasa nada, ahora si nos encontramos a una persona necia en nuestra vida, que insiste que comamos pastel, pues simplemente hay que volver a decirle NO, hasta que ella también respete nuestra decisión, tal vez al principio costará trabajo, pero podemos empezar con situaciones sencillas, poco a poco, si decimos lo que realmente pensamos y así como pedimos algo que queremos como “Quiero esos zapatos” también podemos decir “NO quiero”, nos haremos un gran favor, y en la medida que vayamos diciendo las cosas con asertividad estaremos respetando nuestra voluntad, nuestra persona, nuestro cuerpo.

Gracias y... ¡Haz que suceda ahora!
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viernes, 9 de marzo de 2012

¡Nos han llenado de luz en el Auditorio Nacional!... ¡Qué experiencia!

Por Angelina Sánchez-Vilchis


*En mi experiencia, les puedo decir que he salido “llena”, ese estado de plenitud que sólo se siente en el alma... Satisfecha como si hubiera ido a un “templo” en donde se me otorgó algo muy parecido al milagro de la vida, algo así como un talento que me entregó Dios para hacer algo grande en este mi camino antes de mi encuentro con Él...

Ya he leído a todas aquellas personas que escribieron acerca del evento que tuvimos en el Auditorio Nacional hace apenas unos días, y todas coincidimos en que ha sido una experiencia totalmente inolvidable...

Pero, ¿por qué es de esa manera? ¿Por qué no podremos olvidarla nunca?... Bueno, pues esta es mi ponencia.

Desde el año pasado que asistí, ya que este es mi segundo año, noté como la fuerza de las mujeres unidas, transformaron la forma de ver el mundo que me rodea, no sólo por la energía que se siente en cada conferencia, en cada una de las mujeres, y uno que otro hombre que estuvo ahí, sino porque es algo en verdad fuera de serie... Sentir esa emoción de estar todas juntas, ávidas por aprender algo nuevo, es algo que no cambio por nada. Ver a cada una de las personalidades que nos han llenado de luz, empezando por Sylvia Sánchez Alcántara, a quien gracias a ella, se ha podido consolidar un evento de estas magnitudes desde hace seis años, se percibe desde ese momento, una conexión de esperanza, pues en cuanto aparece en el escenario a vibrar con nosotros para darnos la bienvenida, con ese simple hecho, estamos dando cabida a una serie de emociones con las que nuestro ser toma fuerza para abrirse y recibir exactamente todo lo que de ahí emana, es como un “cuerno de la abundancia” de donde salen en cascada, una serie de palabras, nervios, dulzura, éxtasis, explosión, sudor, emoción, alegría, verdad, pero de entre todo esto se alcanza a sentir el sentimiento que hace que se nos pongan “los pelos de punta”, y nos estremezcamos, me refiero al “amor”, ese darse con amor de los que tuvieron el privilegio de estar en ese recinto para dirigirse a cada uno de nosotros, tocarnos con sus palabras, darnos lo que cada una de las asistentes necesitamos para poder seguir adelante en nuestro camino por la vida... *En mi experiencia, les puedo decir que he salido “llena”, ese estado de plenitud que sólo se siente en el alma, satisfecha como si hubiera ido a un “templo” en donde se me otorgó algo muy parecido al milagro de la vida, algo así como un talento que me entregó Dios para hacer algo grande en este mi camino antes de mi encuentro con Él.

Y es que en verdad el Auditorio Nacional es un templo en donde pisa la gente más grande, quien puede entregar un sentimiento o un pedazo de su ser para regalar a los demás.

A mí me han regalado uno de los tesoros más preciados, ¿saben qué es? Es percibir que mi paso por este sendero no será en balde en cuanto tengo en mis manos este pedazo de “papel” y esta “pluma” para comunicarme con ustedes, para transmitirles este momento, para que puedan darse cuenta que podemos transformar nuestra vida y ser mejores cada día, que podemos estar unidas hombro con hombro, mano con mano, cabeza con cabeza; para hacer primero de este México un país mejor, y luego seguiremos para que el mundo sea mejor, de corazón a corazón, con inteligencia y dedicación, caminar sin que nada nos detenga. Sólo acuérdense de su compañera de al lado, -las que asistieron al recinto de Reforma-, la mirada que tenía esa mujer, no la podemos cambiar por nada, ese ímpetu en los ojos es una herramienta para caminar... Y también como lo dijo un ponente: -“Somos ángeles que podemos volar para comunicar y transformar”-, y yo digo que por supuesto que me siento un ángel, por haber asistido, desde antes ya lo era, pero desde ese día, inicié una aventura de transformación por una vida mejor...

¡Claro que mejor para nosotras como mujeres! En donde no se cometan abusos, ni violaciones, ni crímenes, ni haya muerte por enfermedades, ni tantas y tantas cosas que nos dañan, claro que será para eso, pero sobretodo para que nuestros hijos aprendan desde su hogar a ser personas de bien, para pisar fuerte en un mundo donde podrán mirar de frente a los demás, sin miedos, sin que nada los detenga...


¿Saben por qué se puede hacer todo esto? Porque todas y cada una de las personas que crearon Retos Femeninos y hablaron en nombre de Retos Femeninos estaban llenas de “Amor” en todo su ser, no se cansaron de lanzarnos amor todo el tiempo, eso créanme se agradece de por vida y no se olvida nunca.


Gracias Sylvia por crear Retos Femeninos, gracias a todas las personalidades que nos regalaron sus palabras y transformaron nuestra existencia, pero gracias a Dios principalmente, por permitirnos vivir esta experiencia.


¡Haz que suceda Ahora!... Recuerda que así se llama esta columna escrita con mucho ímpetu para ti. ASV.

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jueves, 16 de febrero de 2012

Sin quejas, sin críticas, sin chismes (Haz que Suceda Ahora)

Por Angelina Sánchez-Vilchis

Una amiga me compartió esta propuesta cuando le mencioné que una persona muy cercana a mí se la pasaba quejándose de su vida… y, hoy, quiero compartir esto con todos ustedes.

Se trata de una propuesta que, de lograrlo, podría mejorar la vida de la gente a través de una mejor calidad de su tiempo y actitud ante la cotidianeidad; habría mejor salud, menos enfermedades, mejor ánimo, menos dolores, más autoestima y relaciones más satisfactorias.

En síntesis, seríamos personas felices, serenas, autosatisfechas.

No consiste en una dieta o dejar de fumar. Si alcanzamos el objetivo, asegura, nuestra vida cambiara. Seis millones de personas en el mundo ya lo han logrado, aunque suene a frase de comercial de TV.

Es un plan muy simple, creado por la organización "A complain free world" ("Un mundo libre de quejas"), fundada por el pastor Will Bowen, quién en el sermón matutino de un domingo, invitó a toda su congregación a iniciar este reto de tres semanas para ver resultados.

Les explicó que es muy simple: "No quejarse, no criticar y no contar chismes". Para probar su seriedad, repartió entre sus fieles una pulsera color morado para que, en el momento que se sorprendieran en la queja, en la crítica o en el chisme, se cambiaran la pulsera de muñeca, a fin de hacerlo consciente, e iniciaran otra vez el conteo.

Varias de las personas que participaban del reto, y que decían no quejarse demasiado, tomaron conciencia de que lo hacían un promedio de 20 veces al día, lo que el pastor calificó, lo mismo que la gente sensata de todo el mundo, como contaminación auditiva pura.

"Quejarnos se ha convertido en una epidemia. ¿Has notado cómo cuando nos quejamos, del tema que sea, lo único que logramos es sentirnos peor? No sirve para solucionar nada. ", dice Bowen para agregar que "eso nada más significa focalizar nuestra atención y energía en las cosas que no queremos, y no en las que sí anhelamos".

¿Por qué 21 días? Él explica que porque así como un huevo de gallina tarda ese tiempo en madurar, también se requiere para que el hombre forme una nueva conducta o un hábito. Se le preguntó ¿Y si la crítica la pienso pero no la digo cuenta? "No. Sólo si la emitimos".

Quienes lo han logrado reconocen que no es fácil, sin embargo comentan que después de las tres semanas o el poco más que necesitaron, dejaron incluso de criticar con la mente. La clave es no darse por vencidos. Invita a empezar a la brevedad, "Tú lo decides".

Aunque el libro que se editó en México incluye una pulsera de regalo, el escritor señala en su programa que "no necesitas una pulsera, cualquier objeto que elijas es bueno: Puede ser tu reloj, ponerte una piedrita o una moneda en el bolsillo. lo que sea".

El objeto es darnos cuenta que nuestras actitudes y palabras sólo reflejan lo que pensamos.

¿Qué vida queremos? Es la pregunta que nos acompañará los 21 días, recordando que el conteo recomienza cada vez que emitimos una queja, una crítica, un chisme. Miles lo hacen.

Los doctores estiman que dos terceras partes de las enfermedades se generan en la mente. Esta propuesta es una invitación al cambio en el pensar y en el qué y el cómo nos comunicamos. Dejar de quejarse, de criticar y de propagar chismes es el objetivo que se persigue.

Si lo logras estarás empezando a hacer bien a tu vida y por ende a la de los demás… Haz que Suceda Ahora

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martes, 24 de mayo de 2011

Hagamos amigos como lo hacen en el mundo civilizado (3a.Parte)

Por Angelina Sanchez-Vilchis

Permitámonos tener vecinos-amigos, en verdad tendremos muchos beneficios y esto generará cosas positivas a nuestro alrededor para vivir mejor.

En otras ciudades del mundo, más civilizadas, cuando alguien nuevo llega a vivir a un nuevo lugar, cada vecino se presenta y se da algún obsequio, después alguno hace una reunión, y así es cómo se van generando nuevas amistades. Es una forma de agradecer, convivir de una manera sana con los vecinos, no propongo que se haga igual, pero sí estaría bien que nos hagamos a la idea de entablar una relación cordial con nuestro “amigo” de al lado, y es que tal vez en la Provincia Mexicana se dé más esto, pero aquí en la Zona Metropolitana de nuestro país, se ha perdido por completo, no es posible que muchas veces, viviendo en un mismo edificio, jamás le dirijas la palabra a alguien, y no conozcas quien vive arriba o en el departamento de abajo, sólo porque piensas “que todos son unos pesados o no son de mi estatus”.

Ya es hora de dejar a un lado esos pensamientos. Quitemos ideas y prejuicios, hagamos algo por nosotros mismos, esto es para que los demás se beneficien sí, pero empezando con nuestro propio bienestar.

Por un momento hagamos el recorrido de nuestra cuadra o calle, o si vivimos en algún conjunto habitacional o en un edificio de departamentos, si sólo has saludado a tu vecino de enfrente y no sabes ni cómo se llama, es hora de que lo deleites con un regalito superfluo, y te presentes, no sabes cuándo irás a necesitar de él. Empecemos a crear nuestras propias comunidades como lo hacían nuestros antepasados o en la actualidad los extranjeros. No perdemos nada y sí ganaremos mucho.

La felicidad: ¿Existe? (2a. Parte)

La felicidad no es un estado de ánimo, ni un estado físico, sino un modo de vida.

Por Angelina Sánchez-Vilchis


Todo mundo habla de querer ser feliz, de qué se debe hacer para vivir en completa y eterna felicidad. Expertos, filósofos y gente que trabaja con el espíritu y el verdadero ser hablan de que la felicidad se encuentra en uno mismo.

Pero, ¿qué es la felicidad en realidad? Cada quien tendrá su propia definición. ¿Cómo saber cuál es el verdadero significado?

Una definición específicamente es lo que decía Buda: “Feliz aquel que renuncia al deseo” lo que quiere decir que el “Nirvana” o momento de extinción de los deseos materiales, se alcanza cuando nos damos cuenta de que estamos satisfechos con lo que tenemos. Algunos ya los son porque viven a plenitud su vida con lo que tienen. Ya que si necesitan más, esta necesidad se convierte en lo que llamamos “apego”.


¿Pero qué es el apego?

A lo largo de nuestra vida desarrollamos apegos a diversas cosas y sentimientos. El apego se refiere a la creencia que tenemos de que necesitamos a cierta persona o cosa para ser felices.

Nuestra mente dice: no puedo ser feliz si no tengo el trabajo deseado, o si tal persona no me ama, si no tengo cierta cantidad de dinero jamás seré feliz, etc. Todas esas excusas son falsas, somos y podemos estar felices aún careciendo de algunas cosas, hay que estar claro que sólo es una creencia que hemos adquirido. Hay apegos de muchos tipos pero los más comunes son los emocionales y los materiales.

El apego a las personas o cosas nos retrasa el crecimiento y nos hace esclavos.

No permite que los seres humanos crezcan porque centran su atención en no perder o en obtener ciertas cosas, se convierten en esclavos de ellas, logrando así no permitir disfrutar el día a día y vivir el presente.

El apego nos muestra dos caras una positiva y otra negativa. La positiva es esa sensación de placer y emoción cuando se logra aquello a lo que estamos apegados. Y la negativa es la tensión, preocupación y desesperación que se produce por temor o amenaza a perderlo.

Uno de las más frecuentes ejemplos de apego es aquel que se desarrolla hacia el dinero, cuando lo posees estás en un éxtasis de placer y emoción, pero basta que sólo ocurra una mínima señal de amenaza de perderlo para ver rápidamente cómo se destruye la paz. Mientras estés apegado a ello no disfrutarás la felicidad y será más difícil atraerlo.

Para lograr atraer las cosas que deseamos en nuestra vida, debemos aprender a desapegarnos de ellas. Mientras más insistamos en tenerlas más las alejaremos de nosotros, deseemos las cosas pero no las exijamos. Si se desean con el corazón abierto y sin apego, sabiendo que aún así nos mantendremos felices, aun si no las tenemos, llegarán con seguridad a nosotros.


Cuando nos deshacemos de los apegos volteamos a ver la verdadera felicidad.


La felicidad no es un estado de ánimo, ni un estado físico, sino un modo de vida.


No dejes para “mañana” la felicidad de “hoy” .- Primera Parte

¿Por qué no vivimos el “hoy” como debe ser, y lo postergamos para disfrutarlo en otra ocasión?


Por Angelina Sánchez-Vilchis

A veces la vida se torna difícil porque no nos salen las cosas como deseamos, porque nos falta dinero, porque a lo mejor no viajamos como quisiéramos, porque no tenemos tal joya o mucha ropa… Estamos postergando vivir plenamente nuestra vida, estamos postergando nuestra felicidad. Decimos algo así como: “Mañana que tenga mi casa seré muy feliz”… “El día que mis hijos vayan a la universidad estaré realizada”… “Cuando me den este trabajo voy a estar dichosa…” o “Espero que me case por la iglesia, así podré compartir con una pareja…”


Pero no vivimos el “hoy” como debe ser, posponemos ser felices para mañana, para el futuro; que en verdad no sabemos cómo venga o cómo sea. No porque tenga que ser malo, en lo absoluto, sólo que dejamos la felicidad para otras ocasiones, cuando los seres humanos sólo tenemos el hoy para vivir, para gozar de nuestra existencia, porque el mañana sí existe y sí será maravilloso, pero sólo si el hoy lo vivimos plenamente. Sólo si hoy decidimos estar felices no esperando a que pase algo o a que tengamos algo material.


La felicidad es vivir el día de hoy plenamente, sin esperar a mañana, es sentir el aire en nuestro rostro; es ver a nuestros hijos crecer, sonreír; es disfrutar de nuestro espacio antes de que construyamos nuestra casa; es estar bien aunque no tengamos ese trabajo que tanto hemos esperado; es compartir con la pareja aunque no nos proponga matrimonio; pero siempre disfrutando cada instante nuestra existencia basada por supuesto en el día de “hoy”.


¡No te perdono!... y punto Por Angelina Sánchez-Vilchis

"Perdón es la fragancia que la violeta suelta, cuando se levanta el zapato que la aplastó". Mark Twain

Decíamos que lo más difícil que existe para algunos es perdonar, a veces ni siquiera pensamos en perdonar, simplemente borramos de nuestras vidas a ese ser que nos hirió, o de igual manera como no sabemos pedir perdón, nos olvidamos del hecho, sin darnos cuenta que nuestros actos hirieron a alguien más.


Entonces, ¿cómo hacer para perdonar y para pedir perdón?

"Perdonar no es lo mismo que justificar, excusar u olvidar. Perdonar no es lo mismo que reconciliarse. La reconciliación exige que dos personas que se respetan mutuamente, se reúnan de nuevo. El perdón es la respuesta moral de una persona a la injusticia que otra ha cometido contra ella. Uno puede perdonar y sin embargo no reconciliarse, como en el caso de una esposa continuamente maltratada por su compañero.

*El perdón permite liberarse de todo lo soportado para seguir adelante. Usted se acuerda del frío del invierno, pero ya no tiembla porque ha llegado la primavera".

*El perdón opera un cambio de corazón. Debemos ponerle fin al ciclo del dolor por nuestro propio bien y por el bien de futuras generaciones. Es un regalo que debemos proporcionarles a nuestros hijos. Podemos pasar del dolor a la compasión. Cuando perdonamos, reconocemos el valor intrínseco de la otra persona.

*El perdonar no borra el mal hecho, no quita la responsabilidad al ofensor por el daño hecho ni niega el derecho a hacer justicia a la persona que ha sido herida. Tampoco le quita la responsabilidad al ofensor por el daño hecho... Perdonar es un proceso complejo. Es algo que sólo nosotros mismos podemos hacer... Paradójicamente, al ofrecer nuestra buena voluntad al ofensor, encontramos el poder para sanarnos... Al ofrecer este regalo a la otra persona, nosotros también lo recibimos. Entonces comenzamos a ser libres.


Los primeros pasos hacia el perdón

A menudo una mujer que ha sido víctima de maltratos físicos o emocionales durante mucho tiempo, siente ira contra sí misma por todo lo que permitió que le sucediera. La primera persona a quien ella debe perdonar es a sí misma. Por eso decíamos al principio que nos sentimos culpables de lo que nos pasó, nos sentimos responsables de que alguien nos haya herido…


Date cuenta de lo que vales

Para poder perdonar a su agresor, la víctima debe comprender que lo sucedido fue una ofensa. Debe reconocer que ella es tan valiosa como todas las demás personas, y que sus necesidades y sentimientos son importantes. Si intenta perdonar antes de valorarse, su perdón no será apropiado. Hasta que la víctima comprenda el valor que tiene como persona, no se respetará a sí misma.

También practicando yoga u otra disciplina se da uno cuenta que no importa que alguien nos ofenda en lo más profundo, pues nosotros estamos conscientes de lo que valemos, de lo que somos capaces de lograr, que no importa que alguien nos ofenda con insultos, nos cierre las puertas o simplemente nos vea feo, el problema es de ese alguien, él es el que tiene que aprender a ser mejor persona, nosotros “los –dizque- ofendidos” ya estamos muchos pasos adelante.


Para pedir perdón…

Es más fácil pedir perdón, que permiso… Eso dicen algunos, pero el caso aquí es que de verdad esa persona que va a pedir perdón se dé cuenta que está cometiendo una ofensa en contra de alguien más… Y que de corazón, ofrezca ese perdón, que se acerque sin tapujos al ser que se ha ofendido, y de la misma manera hable, diga que le sea perdonado por algo, si eso se logra, es el acto más grande de humildad y amor que existe, y por lo tanto le será recompensado de igual manera, no con amor de la otra persona, o tal vez sí, lo más importante es que le será devuelto con la paz y la tranquilidad que sólo la conciencia otorga, ya que al irse a la cama y reflexionar sobre su día, se dará cuenta que ha hecho lo correcto. Por lo que la vida se lo regresará con grandes bendiciones. Por eso y sin darnos golpes de pecho, pidamos y otorguemos el perdón, pues nadie y sólo nosotros habremos sido liberados.

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