Por Angelina Sánchez-Vilchis
*En mi experiencia, les puedo decir que he salido “llena”, ese estado de plenitud que sólo se siente en el alma... Satisfecha como si hubiera ido a un “templo” en donde se me otorgó algo muy parecido al milagro de la vida, algo así como un talento que me entregó Dios para hacer algo grande en este mi camino antes de mi encuentro con Él...
Ya he leído a todas aquellas personas que escribieron acerca del evento que tuvimos en el Auditorio Nacional hace apenas unos días, y todas coincidimos en que ha sido una experiencia totalmente inolvidable...
Pero, ¿por qué es de esa manera? ¿Por qué no podremos olvidarla nunca?... Bueno, pues esta es mi ponencia.
Desde el año pasado que asistí, ya que este es mi segundo año, noté como la fuerza de las mujeres unidas, transformaron la forma de ver el mundo que me rodea, no sólo por la energía que se siente en cada conferencia, en cada una de las mujeres, y uno que otro hombre que estuvo ahí, sino porque es algo en verdad fuera de serie... Sentir esa emoción de estar todas juntas, ávidas por aprender algo nuevo, es algo que no cambio por nada. Ver a cada una de las personalidades que nos han llenado de luz, empezando por Sylvia Sánchez Alcántara, a quien gracias a ella, se ha podido consolidar un evento de estas magnitudes desde hace seis años, se percibe desde ese momento, una conexión de esperanza, pues en cuanto aparece en el escenario a vibrar con nosotros para darnos la bienvenida, con ese simple hecho, estamos dando cabida a una serie de emociones con las que nuestro ser toma fuerza para abrirse y recibir exactamente todo lo que de ahí emana, es como un “cuerno de la abundancia” de donde salen en cascada, una serie de palabras, nervios, dulzura, éxtasis, explosión, sudor, emoción, alegría, verdad, pero de entre todo esto se alcanza a sentir el sentimiento que hace que se nos pongan “los pelos de punta”, y nos estremezcamos, me refiero al “amor”, ese darse con amor de los que tuvieron el privilegio de estar en ese recinto para dirigirse a cada uno de nosotros, tocarnos con sus palabras, darnos lo que cada una de las asistentes necesitamos para poder seguir adelante en nuestro camino por la vida... *En mi experiencia, les puedo decir que he salido “llena”, ese estado de plenitud que sólo se siente en el alma, satisfecha como si hubiera ido a un “templo” en donde se me otorgó algo muy parecido al milagro de la vida, algo así como un talento que me entregó Dios para hacer algo grande en este mi camino antes de mi encuentro con Él.
Y es que en verdad el Auditorio Nacional es un templo en donde pisa la gente más grande, quien puede entregar un sentimiento o un pedazo de su ser para regalar a los demás.
A mí me han regalado uno de los tesoros más preciados, ¿saben qué es? Es percibir que mi paso por este sendero no será en balde en cuanto tengo en mis manos este pedazo de “papel” y esta “pluma” para comunicarme con ustedes, para transmitirles este momento, para que puedan darse cuenta que podemos transformar nuestra vida y ser mejores cada día, que podemos estar unidas hombro con hombro, mano con mano, cabeza con cabeza; para hacer primero de este México un país mejor, y luego seguiremos para que el mundo sea mejor, de corazón a corazón, con inteligencia y dedicación, caminar sin que nada nos detenga. Sólo acuérdense de su compañera de al lado, -las que asistieron al recinto de Reforma-, la mirada que tenía esa mujer, no la podemos cambiar por nada, ese ímpetu en los ojos es una herramienta para caminar... Y también como lo dijo un ponente: -“Somos ángeles que podemos volar para comunicar y transformar”-, y yo digo que por supuesto que me siento un ángel, por haber asistido, desde antes ya lo era, pero desde ese día, inicié una aventura de transformación por una vida mejor...
¡Claro que mejor para nosotras como mujeres! En donde no se cometan abusos, ni violaciones, ni crímenes, ni haya muerte por enfermedades, ni tantas y tantas cosas que nos dañan, claro que será para eso, pero sobretodo para que nuestros hijos aprendan desde su hogar a ser personas de bien, para pisar fuerte en un mundo donde podrán mirar de frente a los demás, sin miedos, sin que nada los detenga...
¿Saben por qué se puede hacer todo esto? Porque todas y cada una de las personas que crearon Retos Femeninos y hablaron en nombre de Retos Femeninos estaban llenas de “Amor” en todo su ser, no se cansaron de lanzarnos amor todo el tiempo, eso créanme se agradece de por vida y no se olvida nunca.
Gracias Sylvia por crear Retos Femeninos, gracias a todas las personalidades que nos regalaron sus palabras y transformaron nuestra existencia, pero gracias a Dios principalmente, por permitirnos vivir esta experiencia.
¡Haz que suceda Ahora!... Recuerda que así se llama esta columna escrita con mucho ímpetu para ti. ASV.
www.hazquesucedaahora.blogspot.com
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