lunes, 26 de octubre de 2009

Esos besos… ¡Qué calentura!… ¡Cómo olvidarlos!

Por Angelina Sánchez-Vilchis

Y quién no se acuerda de esos besos que te dabas con tu noviecito o noviecita de secundaria, esos que a lo mejor estabas aprendiendo a besar pero sí, oh sí, ahí tratando de besarlo entre los dos aprendiendo… Mucha baba, mucha excitación y queriendo todo pero a lo mejor te detenías porque no era el momento… Ya en la prepa era todo más en serio, te gustaba un chavo o chava, la veías se veían, se empezaban a coquetear y bueno, tal vez había declaración como se decía antes o “le llegabas” o “te llegaban” si eras mujer, a mí me chocaba esa frase yo me iba por la declaración no sé si se oía más cursi o pasada de tiempo, pero me valía, lo que sí es que ansiaba besarlo… ¡Ay sí qué ganas de besar al chico que te gustaba!, sí, yo sí me animaba y les daba unos besotes que bueno para qué les cuento… Sí a mí qué me importaba si las dos bocas ya estaban juntas pues había que aprovechar, pero esos besos no se dan nada más porque sí, estás iniciándote en tu vida romántica y sexual, y bueno pues había que practicar ¿no?… ¡Mmmh! ¡Qué rico!

Creo que hay que disfrutar mucho el besar, claro, hay hombres y mujeres que a la fecha ya siendo adultos no saben besar muy bien y qué coraje porque se pierden de cada cosa, ¿a poco no?, el que se jacte de besar bien cuando ha encontrado una pareja con la que sí, sí digamos embonan las bocas para besar a poco no es ¡de-li-cio-so! Y puede no ser la persona que sea tu pareja actual, puede que ese click se quedó en la prepa o en los años de juventud, no se sabe, cada quien sabrá, o tal ves estén casados con una bala en el arte del besuqueo, eso cada quien lo sabrá… Ay sí me acuerdo de un chico que besaba excelente, no era muy guapo, no, ni crean, lo que menos me imaginaba era que besara tan bien, y bueno ahí andaba queriendo ser mi novio, cuando de plano el destino nos puso ahí para que nos besáramos, éramos lo suficientemente fogosos los dos como para besarnos y tener todo el sexo que quisiéramos pero bueno, tampoco era el plan, no era el momento, pero los besos sí, esos besos que se dejaban fluir con una química especial, porque puede haber química, atracción, y mucho gusto de ambas partes pero claro esto no siempre va acompañado de amor y esto nos pasaba a nosotros queriéndonos besar mucho, mucho, pero sin sexo, porque no era la idea, y aclaro que no era la idea porque ni éramos novios, ni estábamos en el momento preciso para tener sexo, y además pues ya saben la idea es hacer el amor con quien realmente amas, esto por supuesto no era el caso… Pero, oh sí como disfrutábamos los besos… Piensen por un momento en su beso más cachondo… Piensen… Ay qué rico ¿no?

A veces la rutina nos hace dejar pasar esos momentos de cachondería, y bueno, yo les recomendaría que de repente agarráramos a nuestra pareja cuando esté cocinando, o en el coche, o cuándo esté distraído en algo, o simplemente viendo la tele, por qué no, así, que de pronto la besáramos como cuando estábamos en la prepa, con esas ganas de quedar mojados de amor, de ganas, de sexo, y bueno ya entrados en calor pues ya se los llevan a la cama… Piensen… Imagínense esos momentos de cachondería y primer faje, creo que no perderían nada y ganarían muchísimo… ¿Valdría la pena? ¿No creen? Mmmmmh!

Ay, me cuentan!!!!

miércoles, 14 de octubre de 2009

Ayer me vi reflejada en un aparador

Por Angelina Sánchez-Vilchis

¿Se han percatado de su persona reflejada en un aparador cualquiera?… ¿Se han visto?… ¿Te has detenido a verte, a mirarte a sentirte en el reflejo, en tu reflejo… en tu esencia?

Bueno, pues les cuento que yo ayer me vi reflejada en un aparador de un centro comercial, sí, lo más curioso es que estaba recibiendo una llamada de una persona que me había dejado plantada para una cita de trabajo, eso; entonces yo estaba caminando sin rumbo fijo escuchando a la persona que estaba al teléfono… De pronto me vi caminando frente a un vidrio inmenso que reflejaba mi persona, me estaba observando como hacía mucho no lo hacía, no porque no me guste verme en el espejo, es más he de confesar que me encanta y me gustaba mucho verme en el espejo desde pequeña, desde niña el espejo ha sido uno de mis mejores amigos y consejeros, no es que sea narcisista, es que aprendí a gustarme desde niña… pero por ahí no va la cosa, lo que les quiero comentar es que, yo estaba una vez más frente a un gran aparador, admirando, sí en serio “ admirando” mi persona, iba de frente como en una pasarela, no había nadie a mi alrededor, bueno, unas cuantas personas haciendo el aseo del lugar, y en eso descubrí que mi silueta, mi yo en forma transparente, como un fantasma, -ya sabes porque no es un espejo, es un vidrio, y por lo mismo sólo te ves pero en transparente-, mi yo una vez más como hacía mucho no me veía… Ahí me di cuenta otra vez de mí misma, me vi, me acordé de que valgo muchísimo, de que soy un ser especial… Me vi, me observé de arriba hacia abajo, me dije que: cómo me había plantado esta persona cuando cualquier director de cualquier empresa me querría a mí para formar parte de su equipo, de que yo aporte mis ideas como profesionista en esa gran compañía y este hombre de ayer, me había plantado el muy…

Y bueno, es que a veces uno se olvida de uno mismo ¿o no? Te olvidas de la persona que eres, de lo mucho que uno vale… con el ajetreo de la vida diaria, de los quehaceres domésticos, del Súper o del mismo trabajo; la ciudad, el estrés, la economía, los segundos pisos, la contaminación, el internet, los gobernantes, la familia, pues todo eso hace que uno se olvide de uno mismo –bueno, habrá quien no- y pues las cosas ya no son como antes ya no hay tiempo para pensar en una misma… Es precisamente ahí, donde al encontrarme con mi silueta, caminando hacia el frente, me vi, me redescubrí, me sentí yo misma, y cuan desperdiciada estoy, saben porqué desperdiciada, porque en realidad tengo muchas metas que lograr y a veces he tenido que postergarlas, -por mil cosas que se van presentando en la vida-, ¿a ustedes no les ha pasado lo mismo?, entonces me dije… Me acaban de plantar en una cita de trabajo, cuando tengo tantas cosas que aportar con mi chamba a muchas personas, tengo tanto que dar, tengo tanto que hacer, que a veces no nos merecemos que la gente nos insulte, nos plante, nos traicione, nos ignore, nos moleste, humille, o lo que sea, y es que, la vivencia de ayer me llevó sin querer a todos estos pensamientos, que de cierta forma lo encierran todo.

Me refiero a que a veces estamos tan sumergidos en nuestras rutinas, que nos olvidamos de nosotros mismos y por eso, no hay tiempo que perder… Hay que hacernos notar, sí eso, hacernos notar, que la gente sepa que valemos mucho, que existimos, que cada uno de nosotros tiene una misión y algo que aportar en la vida…

Todos somos dignos de admiración, todos podemos admirar nuestra silueta reflejada en un aparador y vivir la analogía de andar sobre una pasarela y sentir que somos “la figura principal” de nuestras vidas, no nos olvidemos de nosotros, de repente hay que voltearnos a ver al espejo, al aparador, a nuestro ser interno y saber un poco más de nosotros, de cómo podemos hacer para lograr nuestras metas, como les digo… de aportar, de dejar algo. Una vez Elena Poniatowska me dijo que ella nunca había pensado que sus escritos le servirían a alguien, y yo no le creí, eso no puede ser. Yo creo que cuando haces algo, como una aportación de ti a la vida, estás dando a los demás y lo haces para algo, no puedes hacer algo para nada… Creo que debemos pensar un poco en arreglar nuestra vida o cómo podemos ser mejores personas.

Te recomiendo verte en un aparador… Es un ejercicio muy divertido, y puede llegar a ser tan chistoso, como emocionante y hasta una que otra lagrimita hacerte derramar, pero en verdad hazlo de vez en cuando. Háganlo todos, vivirán una experiencia realmente importante…

Déjenme decirles que ofrezco una disculpa a las personas que me visitaron y no lograron ver nada, es que tuve que hacer una pausa en mi vida y en mis pensamientos y retomar ahora sí, porque va con todo, va para ustedes porque son lo más importante en mi vida, créanme gracias a ustedes y a sus comentarios he logrado descubrir mucha más de mi esencia. Gracias, los quiero mucho…

ASV

jueves, 27 de agosto de 2009

Cuando hacemos daño…

Por Angelina Sánchez-Vilchis

A veces hacemos daño y a veces nos hacen daño… Pero la verdad es que cualquiera de las dos formas, son experiencias muy dolorosas, no sólo porque cuando te ofenden u ofendes, te sientes muy mal, sino porque hay consecuencias cuando las personas cruzan esa barrera…

Las consecuencias son muy espinosas, sí, yo así las llamaría porque las relaciones si se reanudan, creo yo, que en la mayoría de los casos ya no son las mismas, pues ya no ves a la otra persona de la misma manera, ya no le tienes confianza, algo se dañó en esa relación, y viene el enojo, como digo, la desconfianza y bueno, el dolor de que alguien me hizo algo que me lastimó… Nos hirieron.

Pero también la persona que hizo el daño, se siente muy mal, a veces levantamos falsos, a veces herimos porque no estamos de acuerdo con alguien, a veces decimos cosas sin pensar, y entonces cuando nos damos cuenta de lo ocurrido nos sentimos completamente devastados, porque no sólo herimos a la persona a la que estamos dirigiendo nuestra ofuscación, estamos hiriendo a todo su entorno –sin querer-, porque muchos involucran a su familia, a su pareja, a sus amigos, y eso es lo más fuerte, que el daño va más allá.

Creo que sí, todos cometemos errores y a veces sin querer ofendemos, lo más importante ya que se hizo este problema, es resarcirlo, hay que poner manos a la obra porque el dolor está hecho, entonces viene lo más difícil que es… pedir perdón. Y por consiguiente ¿perdonar?

Y el pedir perdón no sólo es “si te ofendí perdóname”, porque es obvio que ofendiste, y ese perdón no basta para reparar el daño, hay que tener empatía por la otra persona, la empatía no sólo es ponerse en los zapatos del otro, del ofendido, es estar dispuesto a reparar poco a poco la situación, sí pedir perdón, claro!!! Sí, porque ofendimos, pero saber bien porqué estamos pidiendo perdón, cuál fue realmente la ofensa, ir precisamente al dolor que causamos, pedir perdón por el dolor, no sólo para que nosotros nos sintamos bien de que ya hicimos “lo correcto”, sino de ir hasta el punto de saber en qué ofendimos y tener en cuenta que a quien ofendimos, no estará inmediatamente con la confianza puesta en nosotros otra vez, ni que las cosas serán súper como eran antes, es tener la paciencia, también, para que el ofendido, vuelva a confiar en nosotros…

Es entonces cuando realmente somos perdonados pero no sólo por la otra persona, también hay que reconocer que hay que perdonarnos a nosotros mismos y no quiero “cantinflear” o que nos hagamos bolas en esto, es sólo que el asunto es serio y debo dejar bien claro que cuando ofendemos o nos ofenden, sí podemos perdonar para que nuestras relaciones, si no vuelven a ser las mismas, sean aún mejores, con tiempo, porque no todo se arregla en –un, dos por tres-, pero sí podemos afianzar nuestras relaciones humanas con el verdadero arrepentimiento y demostrarlo.

Para después, perdonar. ¡Ayyyyy! Perdonar a veces puede ser muy difícil, y dependiendo de la situación a veces podría parecer imposible, porque cuando hay infidelidades, traiciones, groserías, malos pensamientos, levantar falsos, etc, etc, Pues a veces por carácter nos cuesta trabajo perdonar a los demás, por nuestras propias formas de ser, de haber sido educados, de la experiencia de cada quien…

Pero creo que tampoco es imposible, bien se dice por ahí que “el que perdona, será libre”…

No es fácil perdonar, pero tampoco dañemos nuestra existencia con resentimientos que no nos llevan, ni nos dejan nada bueno en nuestra vida.

Acuérdense que los quiero mucho a todos, a los que conozco y a los que no, porque dejo en ustedes parte de mi pensar y mi sentir y ustedes también dejan parte de su vida en mí, al leer esto.

miércoles, 15 de julio de 2009

“Sí, estás guapo pero no te lo creas tanto…”

Por Angelina Sánchez-Vilchis

Alguna vez mis amigas y yo platicábamos de lo guapo que es un sobrino de una de ellas, sí en verdad el chico es guapísimo, parece estrella del Canal de las estrellas, bueno, no que va, eso no… Es aún más guapo, parece “cinestar” en serio es un chico muy mono, digno de que si cualquiera de nosotros tuviera su edad, creo que 17, sería un flanco perfecto para “tirarle el calzón” como dirían las mamás de antes, pero bueno nos quedamos con las ganas y sólo nos deleitamos con su galanura, ah, además canta y trata bien a la novia, por si fuera poco le es fiel… ¿Cómo les quedó el ojo?, pero bueno les comento esto porque cuando mi amiga cada vez que alguien le dice que el chico es bien parecido, ella responde: “Sí eso ya lo sabe pero… Trato de no decírselo porque se lo va creer y se volvería insoportable”. Otra de mis amigas dijo: “Yo por eso a mi hija la mayor (tiene 7 años) ya no le digo que, qué bonita es, porque si así no la aguanto, si a cada rato le repito lo linda que es, imagínense, nadie la va a soportar en un futuro”… Entonces yo agregué pero “¡¿Cómo?!… ¿Qué ustedes no están de acuerdo en elevar el o la autoestima de las personas, bueno no digas de cualquier persona, de la de tus familiares, más aún de tus sobrinos y tus hijos, que puede depender de eso la formación de su personalidad, su seguridad en sí mismos y por supuesto la elevación de por supuesto, su autoestima, entonces me pregunto: “¿Cómo no contribuir a eso????!!!!!”

A lo que ellas me respondieron que no, que ellas no serían responsables de que fueran estúpidamente engreídos!!!!!!….

La verdad es que me quedé de con “el ojo cuadrado” -como diría mi abuelita-… Porque en serio que no estamos preparadas o preparados como padres, para elevar la autoestima de nuestros hijos o de aquellos que están cerca de nosotros. Miren, por ejemplo, en Londres se hizo un estudio para saber cuántas mujeres se consideraban bonitas o guapas, y sólo un 20% de la población femenina en edad reproductiva (estamos hablando entre 18 y 40 años aproximadamente) se consideraba guapa, imagínense que el resto se considera fea y otras muy poco atractivas, y aquí en México tengo el dato de que 9 de cada 10 mujeres desean cambiar algún aspecto en su físico, ya sea con dietas, cirugías o lo que se aparezca por ahí, esto es alarmante pero saben por qué es, pues en estudios realizados, para que no crean que me lo saco de la manga, es porque las madres de estas mujeres o personas, nunca les hablaron bonito de su cuerpo, o de su apariencia, y esas mujeres habrían deseado escuchar alguna vez a su madre decirles algo de su imagen corporal, de su aspecto físico, o sea, de su belleza, simplemente habrían dado lo que fuera porque su propia madre les elevara la autoestima.

Por lo que estoy plenamente convencida que influye directamente en nuestro desarrollo que los demás nos aprueben físicamente, que nos hablen bien de nuestra apariencia y de nuestro cuerpo; de esos comentarios que parecen superfluos y vanos, depende que nuestras pequeñas o pequeños crezcan seguros de sí mismos y se enfrenten al mundo con su apariencia, que dicho sea de paso podemos considerarlos bellos o no, pero eso el mundo lo dirá, no nosotros ni los estereotipos mal infundados que ha hecho la publicidad, las revistas, la televisión, etc, en nuestra mente…

Otro caso es el de una madre estúpidamente acomplejada que le decía a uno de sus hijos, a mi parecer el más guapo (y tuvo cuatro) que -“él era muy guapo, pero que no se lo creyera tanto”- años más tarde el niño creció con una tremenda inseguridad no podía entablar una relación con mujer alguna, porque pensaba que era feo, o que las chavas lo rechazarían, ¡imagínenseeeeee! Como para ahorcar a la señora ésta, por lo que un psicólogo me confirmó que esto: lo que la madre había hecho con su hijo, era por ser una mujer con un gran complejo de inferioridad, que transmitió a su hijo de esa forma, además de que ese no era el hijo favorito y no quería que opacara a los otros… ¡Habrase visto!

Ya ven porque creo que resaltando alguna característica física o enalteciendo a los hijos, o a los demás, podemos crear seres humanos seguros, mujeres bellas que se lo crean realmente y así puedan desarrollarse en sus profesiones (ya que los estudios arrojan también que algunas mujeres y en la actualidad hombres, no asisten a sus citas de trabajo por su aspecto físico, pues creen que lucen feos y se consideran menos aptos por esto), inclusive a nuestros hijos hombres también porque no hay cosa más linda que un ser humano seguro de sí mismo, y si se cree guapo pues qué mejor ¿no? Y además en qué nos afecta total si se creen o no, ya será cosa de ellos, más vale que se crean y que tengan un alta autoestima, a que aunque guapos se vean a sí mismos feos por culpa de mamá.

No señoras no seamos tontas, ni acomplejadas, enaltezcamos a nuestros hijos, esposos, novios, amantes, amigas, cuñadas, hermanas, a nuestras propias madres, y de paso a nosotras misma también y ya verán cómo cambiamos nuestra forma de andar por al vida.

¡Se los garantizo!

sv.angelina@gmail.com

miércoles, 24 de junio de 2009

Fecha de caducidad para el matrimonio

Fecha de caducidad para el matrimonio

Por Angelina Sánchez-Vilchis

¡Hola queridas y queridos míos!!!!… Yo feliz de escribir estos temas que dan vueltas en mi ansioso cerebro… ¿Leyeron bien el encabezado de mi columna?, ¿les importa este tema: que exista la posibilidad de que por ley se impusiera una fecha de caducidad para el contrato matrimonial, así como caducan las salchichas, le leche o el jocoque? Fíjense muy bien, el otro día estaba leyendo acerca del matrimonio y precisamente se tocaba el tema de que Alemania ha lanzado esta insólita propuesta de ley para su aprobación, pues desde hace tiempo surgió el polémico concepto de que sería de gran ayuda que el contrato matrimonial prescribiera después de algún tiempo… Eeeh ¿Cómo ven? Bueno, yo como mujer conservadora que soy y que creo en el matrimonio pues la verdad se me hizo feo, pensar que, se termina el contrato y ya, si te sigues llevando bien, te quedas a vivir con tu pareja para siempre, como nos enseñaron en nuestras casas; a mí eso sí me lo enseñaron, que el matrimonio es pa siempre, pero bueno, ya cuando uno crece, se da uno cuenta de que no es así, además le agregamos la falta de compromiso, la verdad es que, el matrimonio para algunas parejas, no es para toda la vida… Leyeron bien “la falta de compromiso”…

Pensándolo con la cabeza fría, sería bueno que sí existiera esta ley, porque por un lado, cuando ya no hay buena relación en el matrimonio, lo mejor sería esperar a que caducara y así se evitaría la pena, el sufrimiento que trae un divorcio, gastos, etc… Pues la pareja en turno, daría por finiquitada la relación, y no habría más chantajes, si no soportas al marido, sólo esperarías la bendita fecha, bueno -si te falta mucho ya te amolaste- (pero imagino que habría cláusulas para este punto), para terminar con un marido poco amable, abusador, o que no te da lana ni para un gansito, o si el pobre hombre vive con una esposa abusadora; entonces se librarían automáticamente de estos individuos, por este lado ¡estaría de pelos!

Lo pienso así, hoy en día la falta de compromiso nos hace despegados, nos hace más fríos, nos vuelve seres con sentimientos desechables, es precisamente el ser poco comprometidos lo que ha llevado a que no pongamos el corazón en nuestras relaciones humanas, nos importa más tener mucho dinero, que un buen amigo, nos interesa más tener sexo de una noche, que alguien le pida a otro que se casen, o si lo hacen, piensan que si no funciona, la solución será el divorcio…

Señores, no hay que ser tan poco comprometidos en nuestras vidas, eso es ser apáticos, lentos, babosos, tan en situaciones que nos pone la vida para disfrutar, no digo que a todos nos funcione el matrimonio y por eso hay que vivir en pareja claro que no, sólo digo que lo que emprendamos por pequeño que esto sea hay que comprometerse, porque sólo así, creo yo, es cuando se vive intensamente.

Entonces si por ley se estableciera un matrimonio con fecha de caducidad, sería lo mejor para aquellas personas que viven en esa situación de poco compromiso y para los otros, ¿sólo sería un contrato con un inciso más?, ¿lo vivirían más intensamente por el miedo a que llegue la prescripción? ¿lo aprovecharían más? ¿Ustedes qué piensan?

Nos vemos en la próxima!!!!

En serio agradezco a todos sus comentarios, me llegó más de lo que esperaba, mil gracias!!!!

miércoles, 3 de junio de 2009

¿Tenemos orgasmos o los fingimos?

Por Angelina Sánchez-Vilchis

El otro día conversando con mis hermanas salió el tema del orgasmo, somos cuatro mujeres, por eso es que a veces discutimos cualquier tema que se nos ocurre, pero nunca habíamos hablado del orgasmo, una de ellas dijo ¿a poco nunca han fingido un orgasmo?… Y por ahí se oyó una vocecita que dijo pues a veces sí, ¿no? Hay que hacerlo de repente… Y yo pues la mera verdad nunca de los nuncas he fingido uno, bueno, ni en mis más remotos sueños se me hubiera ocurrido fingir uno, pero ni de chiste, por lo que agregué -¿fingir?-, ¿qué ustedes sí lo han hecho? Bueno, y ¿quién no?, contestó por ahí alguien. Por lo que volví a repetir, yo no, ¿para qué o por qué?…

Si no siento nada, pues no lo siento y ya, pero si siento pues qué mejor que expresarlo ampliamente con todas sus letras, mejor dicho con todos sus gemidos, gritos, mordidas o lo que a uno se le ocurra, lo que en ese momento te salga para expresarle a tu pareja que estás plena, que lo “hacemos muy bien” y que somos lo máximo, ¿no es así?…

Se me hace increíble, que las mujeres a estas alturas del partido, en pleno siglo XXI, tengan que fingir un orgasmo y lo peor del caso es que unas lo hacen porque nunca han sentido uno real, porque jamás han explorado su cuerpo, no conocen las sensaciones que puede tener su cuerpo en las circunstancias de una relación sexual, o que digo una relación sexual, de tan sólo tocarse uno mismo, o toquetearse con la pareja, no conocen más allá de lo que el “hombre” si es que así se le puede llamar, las puede manosear en el mejor de los casos; pero y si no, si ellos sólo piensan en que quieren llegar, satisfacerse a sí mismos y no toman en cuenta a la mujer, pues peor tantito, no hay caricias previas, no hay sensualidad, ni sexualidad, y bueno ni mucho menos amor.  Porque cuando en una pareja no se satisfacen mutuamente, lo que creo es que hay más egoísmo que amor. Aunque, claro que debe existir el egoísmo, porque de nosotras depende nuestro propio orgasmo, pero también de complacer y de que nos complazca nuestra pareja, porque si no, pues ¿cuál es el caso entonces de tener una relación sexual?

 

Amigas mías yo sé que cuando éramos niñas a muchas nos dijeron que el sexo era malo y que nos íbamos a ir al infierno si nos tocábamos, o nos masturbábamos; más si por desgracia fuimos en una escuela de monjas… Pues nada de eso se los aseguro es cierto, imagínense si a esta edad (la que quieras tener, que puedas prender una compu y llegar a este blog, creo yo que ya estás grandecita) vamos a seguir con esos prejuicios y tonterías en ¿nuestra cabecita?, ¿qué les vamos a enseñar a nuestros hijos?, peor aún ¡a nuestras hijas!

 

No esto no puede ser así, yo las invito a que conozcan su cuerpo, las invito a tocarse, a sentirse, a conocer más allá que una simple caricia, si no saben cómo pues investiguen en ¡¡¡un libro de biología!!! O por lo menos pregúntenle a su ginecóloga, las invito a tener tooodddooo con ustedes mismas y es entonces cuando en serio, podrán exigir tiernamente a su pareja que “¡les haga el amor!”, así me dirán, cómo les fue, bueno, si quieren…

 

 Les aseguro que para muchas no será fácil, tendrán sus dudas y sus culpas (no hay dios que castigue esto), pero en la medida en que vayan haciéndolo con más frecuencia, que vayan conociéndose más, amigas mías, la experiencia, el verdadero placer, estará en sus manos.

 

 Nada más una cosa, dicen los expertos en sexología que nunca le confiesen a su pareja que no han logrado el orgasmo con ellos, no les digan que nunca se los han hecho sentir; porque no duden que el dolor y el resentimiento será muy fuerte, por lo que difícilmente se borrará, o sea, que ya saben nada de decirlo, mejor a practicar, a conocerse se ha dicho y una vez que ustedes hayan logrado sentir su propio orgasmo, su vida cambiará radicalmente, placenteramente, ¡orgásmicamente!!!!

lunes, 23 de marzo de 2009

Hola. Aquí empiezo mi Blog