martes, 24 de mayo de 2011

¡No te perdono!... y punto Por Angelina Sánchez-Vilchis

"Perdón es la fragancia que la violeta suelta, cuando se levanta el zapato que la aplastó". Mark Twain

Decíamos que lo más difícil que existe para algunos es perdonar, a veces ni siquiera pensamos en perdonar, simplemente borramos de nuestras vidas a ese ser que nos hirió, o de igual manera como no sabemos pedir perdón, nos olvidamos del hecho, sin darnos cuenta que nuestros actos hirieron a alguien más.


Entonces, ¿cómo hacer para perdonar y para pedir perdón?

"Perdonar no es lo mismo que justificar, excusar u olvidar. Perdonar no es lo mismo que reconciliarse. La reconciliación exige que dos personas que se respetan mutuamente, se reúnan de nuevo. El perdón es la respuesta moral de una persona a la injusticia que otra ha cometido contra ella. Uno puede perdonar y sin embargo no reconciliarse, como en el caso de una esposa continuamente maltratada por su compañero.

*El perdón permite liberarse de todo lo soportado para seguir adelante. Usted se acuerda del frío del invierno, pero ya no tiembla porque ha llegado la primavera".

*El perdón opera un cambio de corazón. Debemos ponerle fin al ciclo del dolor por nuestro propio bien y por el bien de futuras generaciones. Es un regalo que debemos proporcionarles a nuestros hijos. Podemos pasar del dolor a la compasión. Cuando perdonamos, reconocemos el valor intrínseco de la otra persona.

*El perdonar no borra el mal hecho, no quita la responsabilidad al ofensor por el daño hecho ni niega el derecho a hacer justicia a la persona que ha sido herida. Tampoco le quita la responsabilidad al ofensor por el daño hecho... Perdonar es un proceso complejo. Es algo que sólo nosotros mismos podemos hacer... Paradójicamente, al ofrecer nuestra buena voluntad al ofensor, encontramos el poder para sanarnos... Al ofrecer este regalo a la otra persona, nosotros también lo recibimos. Entonces comenzamos a ser libres.


Los primeros pasos hacia el perdón

A menudo una mujer que ha sido víctima de maltratos físicos o emocionales durante mucho tiempo, siente ira contra sí misma por todo lo que permitió que le sucediera. La primera persona a quien ella debe perdonar es a sí misma. Por eso decíamos al principio que nos sentimos culpables de lo que nos pasó, nos sentimos responsables de que alguien nos haya herido…


Date cuenta de lo que vales

Para poder perdonar a su agresor, la víctima debe comprender que lo sucedido fue una ofensa. Debe reconocer que ella es tan valiosa como todas las demás personas, y que sus necesidades y sentimientos son importantes. Si intenta perdonar antes de valorarse, su perdón no será apropiado. Hasta que la víctima comprenda el valor que tiene como persona, no se respetará a sí misma.

También practicando yoga u otra disciplina se da uno cuenta que no importa que alguien nos ofenda en lo más profundo, pues nosotros estamos conscientes de lo que valemos, de lo que somos capaces de lograr, que no importa que alguien nos ofenda con insultos, nos cierre las puertas o simplemente nos vea feo, el problema es de ese alguien, él es el que tiene que aprender a ser mejor persona, nosotros “los –dizque- ofendidos” ya estamos muchos pasos adelante.


Para pedir perdón…

Es más fácil pedir perdón, que permiso… Eso dicen algunos, pero el caso aquí es que de verdad esa persona que va a pedir perdón se dé cuenta que está cometiendo una ofensa en contra de alguien más… Y que de corazón, ofrezca ese perdón, que se acerque sin tapujos al ser que se ha ofendido, y de la misma manera hable, diga que le sea perdonado por algo, si eso se logra, es el acto más grande de humildad y amor que existe, y por lo tanto le será recompensado de igual manera, no con amor de la otra persona, o tal vez sí, lo más importante es que le será devuelto con la paz y la tranquilidad que sólo la conciencia otorga, ya que al irse a la cama y reflexionar sobre su día, se dará cuenta que ha hecho lo correcto. Por lo que la vida se lo regresará con grandes bendiciones. Por eso y sin darnos golpes de pecho, pidamos y otorguemos el perdón, pues nadie y sólo nosotros habremos sido liberados.

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