Por Angelina Sánchez-Vilchis
Pues sí a petición de varios ahí les va los “Besos 2”, esos besos que se quedaron en “las ganas”… Ay sí, de esos hay muchos ¿no creen?… Bueno, felicito a aquellos que no se han quedado con las ganas de nada, sin embargo creo que alguno de nosotros se habrá quedado con muchos besos sin dar… Y eso créanme, no hubiera querido que sucediera… Esos besos que debimos de haber dado con todas las ganas del mundo y que ¡chispas! Nos quedamos con las ganas… Se han preguntado ¿por qué no los dieron cuando pudieron? O qué, tal vez ¿no podían?… Esos besos que con sólo haber dado uno te hubieras quitado la duda, o ¿eran prohibidos?… Tal vez sí, pero yo creo que en la juventud sí te puedes echar una “cana al aire” como dicen las abuelitas, yo creo que aunque en ese tiempo tuvieras un noviecillo o noviecilla, yo creo que era inocente besar a otr@, pues qué, total está uno aprendiendo a amar aunque se oiga como frase de telenovela, es válido besuquearse con el vecinito de enfrente o el guapo de la colonia, o en el caso de los chavos es muy válido besarse con la chavita que presta sin tapujos y que como dicen por ahí todos le meten mano y después si te vi… ¿sí me acuerdo? Bueno, eso es lo de menos, el caso es besar a uno que otro sapo o rana hasta encontrar al verdadero príncipe azul, o princesita…
Sí amigos déjenme decirles e informarles que tenían la venia del Señor para haber besado a cuanto chamaco o chamaca se les presentara en el camino, para eso era la juventud para andar de “picos pardos”, jajajaja! Esa frase me da risa, ya que la decía mucho mi mamá cuando algún hombre andaba con varias, pero déjenme decirle a las mujeres que también nosotros podíamos andar así, sólo era cuestión de discreción, ya saben tooooodo es válido en la tierna juventud… Pero sigamos con los besos, entonces nos quedamos con las ganas, y ¿por qué no los dimos? ¡Ayyyy! ¡Qué mal! debimos de haberlos dado, miren que hay historias que se hubieran contado de otra manera, miren que hubiéramos hecho felices a muchos amigos que andaban ahí queriendo un besito, miren que hubiéramos adquirido experiencia en el arte de besar, porque ah, que de besar mucho sí se aprende ¡cómo no! Y miren que las ganas se hubieran enfriado ahí, y es que a veces sentimos atracción por quienes menos nos hubiéramos imaginado, ¿verdad?, de pronto de una muy buena amistad surge una gran, gran atracción y bueno, pa qué les cuento ustedes ya saben lo que sigue; o también nos sentimos atraídos por personas que con el tiempo pensamos, -éste que se cruzó en mi camino, sí había mucha pasión pero lo demás estaba vacío-; sí también aprendemos de esos, otros que deseamos besar pero son novios de las amigas o amigos y uyyyy! Ese terreno es muy delicado porque hasta pierdes al amigo en cuestión, ahí sí creo que ni la juventud ayuda, porque esos deslices son feos porque traen consecuencias, a mi parecer, desagradables, pero si el amigo de aquel entonces no lo era tanto, pues entonces porqué no saber, a qué sabían esos besos… De verdad tantos y tantos recuerdos que se me vienen a la mente es un verdadero regocijo acordarse de esos besos que sí se dieron a espaldas de los novios y ¡ayyy! ¡Cómo eran buenos!!!! Sí señor!…. Ya les estaré contando en otra ocasión esos besos que sí se dieron y que cómo aprende uno y además dejan ¡una gran satisfacción!…. Bueno, después de recorrer el pasado y ver porqué no dimos los besos aquellos, reflexionen ustedes porqué no los dieron, sé que se van a dar una verdadera arrepentida, ahorita me acabo de acordar de un beso que no di… Y que estuve perdidamente enamorada de aquel chico al que nunca pude besar, por pudor, por pena, por esperar a que él diera el primer paso, por tener un concepto malo de que si lo besaba tal vez iba a pensar mal de mí, de… tantos y tantos pensamientos que ahora chicos, qué creen pues me arrepiento de no haberlo besado, porque créanme yo sí estuve muy enamorada de ese chavo al que mis labios jamás besaron, y pensé tanto en él a través de los años…
Cada uno de ustedes sabrá porqué no dio ese paso… Y antes de ponerme melancólica les digo que ahora en la edad adulta, a veces pienso en tantos besos que –“no”- se quedaron sin dar... Pues al menos me di el lujo, o el gusto de haberlos dado, que me valieron para recordar aquel que no di, que debo confesarles que después, pero muchos años después lo di, y ya no fue igual… Por eso, y en verdad amigos les digo que no me arrepiento de nada!!!! ¿Ustedes sí?